Llevándome de una recomendación y rechazando cualquier intento de prejuicio de mi curiosidad, me pongo a jugar este juego bélico (como siempre en la máxima dificultad), partiendo del hecho de que nunca he jugado nada de la saga Sniper Elite. Está desarrollado por Rebellion Developments y es un shooter táctico en tercera persona, con algunos elementos de sigilo. Se ambienta en la Segunda Guerra Mundial, lugar en el que controlo a un francotirador que es un profesional de la muerte. En un principio me asombro e incluso me invade la sensación de que he encontrado algo novedoso, sobre todo con la mecánica de jugabilidad, con lo elegante que es el sistema cámara de 'bullet-time' llamado X-Ray, los mapas enormes en mundo abierto que recorro a pie por el territorio enemigo para ir cazando nazis como un bastardo sin gloria. Pero de pronto, en medio de la tercera misión (por suerte solo son ocho sin los DLC), me azota una fatiga que viene en forma de ráfaga y percibo de inmediato la repetición insistente sin ánimos de innovar, el robo descarado de los componentes estéticos de otros juegos, los personajes imperdonablemente acartonados, la historia burda y trivial en la que los objetivos de cada operación son similares, aunque por suerte las gráficas consiguen cierto nivel de detalle en los escenarios, si me olvido por un segundo la falta de textura presente en el físico de los personajes. Después de hacerme perder el tiempo como un imbécil, dudo mucho que vuelva a tocar algo de esta franquicia. Es un juego mediocre en todo el sentido de la palabra.
Calificación: 5/10
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