Confieso que nunca tuve la oportunidad durante mis años de infancia de poder tener en mis manos un cartucho de 'Donkey Kong Country 2: Diddy Kong's Quest', de Super Nintendo. Durante años lo evadía. Pero recientemente lo he terminado y puedo decir, sin temor a equivocarme, que se trata de una secuela inferior a su predecesora (la primera 'Donkey Kong Country' la considero casi una obra maestra), aunque que sin lugar a dudas representa una entrega muy desafiante que jamás se desvía del entretenimiento en sus 52 niveles. Es un juego brutalmente difícil que, a pesar de todo, me engancha hasta el final. Es notable que recurre a la misma tecnología gráfica del original, presentando, con gran detalle, un apartado gráfico de imágenes tridimensionales prerenderizadas sobre cada escenario que se ven preciosas, poniendo los colores a los límites de los 16 bits de la consola. Se desarrolla en Isla Cocodrilo, a través de ocho mundos de diferentes entornos. La historia gira en torno a Diddy Kong y su novia, Dixie Kong, quienes intentan rescatar a Donkey Kong después de ser secuestrado por el Rey K. Rool. Las destrezas de Diddy y Dixie son ingeniosas, permitiendo una alternabilidad necesaria para lograr la victoria. La jugabilidad que atestiguo en cada nivel es sólida y la gran variedad de habilidades que tienen los enemigos nuevos están correctamente sincronizadas a la dificultad, algo que impide que el avance sea rápido y que uno tenga que calcular cada movimiento. La mecánica de juego fluye adecuadamente mientras exploro los mundos, pero me parece que algunas distracciones pasan facturas minúsculas, como las innecesarias monedas (es una pérdida de tiempo absurda), la imposibilidad de guardar dos veces o de ir a alguna parte del mapa sin el dinero, la necesidad de que los niveles sean más prolongados para satisfacer los obstáculos. La banda sonora de David Wise es fenomenal. La presentación completa del juego es satisfactoria, a pesar de que casi tira las sorpresas por la borda.
Calificación: 7/10
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