Análisis de 'X-Men: Mutant Apocalypse' para Super Nintendo (SNES)

X-Men: Mutant Apocalypse


X-Men: Muntant Apocalypse es un juego desarrollado por Capcom, basado en la popular franquicia de mutantes de Marvel que en los 90 estaba en pleno apogeo con la serie animada que fue emitida en la televisión por cable, específicamente en el canal Fox Kids los sábados por la mañana. Siendo un fiel seguidor, obtuve un cartucho en 1995, pero por cosas de la vida nunca lo pude terminar en mi SNES por esa cosa maldita llamada procrastinación. Esa es la razón por cual, tras tantos años sin interactuar con este, finalmente logro terminarlo por completo. Y digamos que, en cierta medida, no supone nada fuera de lo ordinario.

El juego de Tokuro Fujiwara, que conjunta la acción de las plataformas con elementos de Yo contra el barrio, ofrece una jugabilidad un poco tibia y rara vez tiene algún nivel que me provoque algo de entretenimiento cuando presiono los botones. En la primera etapa elijo y controlo a cinco X-Men para rescatar, por órdenes del Profesor X, a unos compañeros mutantes que están en cautiverio en el complejo de la isla Genosha. Cada uno de los personajes tiene ataques y movimientos especiales diferentes que se activan presionando una combinación de botones. Los niveles se pueden jugar en cualquier orden porque cada personaje tiene una misión específica que deben cumplir, aunque escojo el camino de Wolverine, Cyclops, Psylocke, Gambit y Beast para seguir al pie de la letra el mandato del Profesor X. Las misiones las completo atravesando cada nivel a golpe limpio atacando a unos enemigos sencillos, donde habitualmente hay un jefe al final del nivel.

 
Cyclops y Apocalypse.


Sin embargo, de inmediato me doy de cuenta de una dificultad moderada en cada nivel que le resta valor de repetición y hace que la acción rutinaria solo me produzca la sensación de fatiga y dejadez, además del conteo limitado de vidas para continuar y el insólito damage output del hándicap de los enemigos que con tres golpes eliminan a mi personaje. Los controles son algo rígidos y los movimientos de los personajes son bastante limitados, basando el esquema del sistema de combate en caminar, saltar y atacar; ni siquiera corren. Como si se tratara de una dificultad ajustada para insertar más monedas a lo arcade, en esa primera etapa de cinco niveles no ofrecen ningún tipo de password que sirva para salvar el progreso, por lo que si mi personaje es eliminado termina la partida por game over y hay que iniciar nuevamente.

 Wolverine y Magneto.


Después de superar las primeras cinco etapas, finalmente me permiten adquirir una contraseña para guardar el progreso. En la segunda parte solo puedo seleccionar uno de los X-Men, cada uno pasando por un nivel final diferente, donde el orden de los niveles no se altera, pero todos los personajes tienen el objetivo de derrotar el mismo jefe, por lo que me dan la libertad de elegir al más adecuado. Pero eso, desafortunadamente, no remedia el problema de la jugabilidad. Llega un punto donde mi paciencia se pone a prueba haciendo lo mismo, derrotando a los Magistrados de Genosha que aparecen por todas partes o enfrentándome a jefes como los Centinelas, Tusk, Omega Red, Juggernaut, Apocalypse y Magneto en su estación espacial Avalon, el último jefe del juego y, de cierto modo, el más fácil.

Quizá lo que puedo rescatar, basándome en mis dotes para la apreciación, son los sólidos gráficos en 2D que renderizan los sprites de los escenarios de manera vistosa y un estupendo diseño de los personajes que es bastante fiel a las caricaturas de los cómics de los 90, además de una banda sonora que emplea un tema diferente para cada nivel y deja a mis oídos satisfechos. Lo demás me provoca indiferencia. Es un juego desplazamiento lateral bastante regular del género.


Desarrolladora: Capcom
Distribuidor: Capcom
Año: 1994
Género: plataformas, yo contra el barrio
Consola: Super Nintendo Entertainment System (SNES)
Calificación: 6/10

Análisis breve y opinión de 'X-Men: Mutant Apocalypse' para SNES, desarrollado y publicado por Capcom. 

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