Senua's Saga: Hellblade II es el segundo título en la famosa saga de Ninja Theory, lanzado para PC y Xbox Series X en 2024.
Se dice que la inspiración para el desarrollo de Senua's Saga: Hellblade II comenzó cuando, Tameem Antoniades, el cofundador y director creativo de Ninja Theory, emprendió un largo viaje a Islandia poco antes de dejar la compañía y quedó impresionado por la belleza de los paisajes. Tras la salida de Antoniades, el equipo que asumió la tarea quería retratar otra vez la lucha interna de Senua contra la locura, pero adoptando un enfoque que prestara atención a cómo ella interactúa con la gente del mundo exterior, sin renunciar a la mitología de la cultura escandinava que le añadía identidad a la primera entrega. A diferencia del primer juego, que utilizó Unreal Engine 4, la secuela se desarrolló empleando el motor Unreal Engine 5 para implementar mejoras y acercarse la más cerca posible al fotorrealismo sin estropear el rendimiento. Luego de que Xbox Game Studios adquiriera el estudio en 2018, se convirtió en uno de los lanzamientos más esperados para la consola de Microsoft.
En el momento de su estreno en 2024 yo, desafortunadamente, no pude jugarlo sumarme a la tendencia de los fans que aplaudían sus virtudes, aunque guardaba el hype, quizás, por el hecho de haber jugado el formidable Hellblade: Senua’s Sacrifice de 2017 que supuso, al menos para mí, uno de los mejores juegos que pude experimentar en una PlayStation 4 (PS4). Sin embargo, el rato que invierto tomando el mando para probarlo me induce a pensar que, por desgracia, no se trata de una secuela que toque los niveles de su predecesor porque, de hecho, es un juego de acción-aventura que permanece casi siempre en una zona de confort que lo hace ser bastante nimia en su cuento oscuro sobre psicosis, esclavitud y heroísmo femenino, donde soy asaltado por una sensación de que se recicla inútilmente algunos de los componentes de su núcleo de jugabilidad. Nunca desbloquea horizontes nuevos en este segundo episodio de Senua, a pesar de los gráficos que le otorgan un salto de generación palpable.

El argumento de Senua's Saga: Hellblade II se ubica tiempo después de la primera entrega y sigue a Senua en los días en que es mostrada como una guerrera orcadiana que se deja capturar voluntariamente por unos esclavistas nórdicos y es llevada a través del mar desde las Orcadas hasta Islandia, con la esperanza de liberar a su pueblo esclavizado, mientras experimenta las habituales alucinaciones y es atormentada por las voces que solo ella puede oír. Entre diálogos, Senua derrota al amo de esclavos, Thórgestr, y lo toma como prisionero. Además, rescata al anciano al cautivo Fargrímr, en un pueblo dominado por una legión de bárbaros. Y se hace muy amiga de Ástríðr, la fuerte líder de un poblado azotado por un gigante. El largo viaje para luchar por los pueblos oprimidos conduce a Senua a un epicentro de duelos sangrientos, conversaciones al aire libre, pruebas para demostrar su valía con unos seres llamados los Ocultos y caminatas por aldeas destruidas, con la finalidad de poner fin al terror de tres gigantes imponentes que entraron al mundo con los nombres de Illtauga, Sjávarrisi y Tirano, en medio de una estela de caos, destrucción, hambruna, miseria y muerte.

El problema de esta narrativa es que, a diferencia de la sutileza minimalista del antecesor, expande innecesariamente el universo de Senua porque, a menudo, reduce las acciones de los personajes a una serie de situaciones previsibles que se moldean bajo los rastros convencionales más obvios. Los personajes secundarios, de igual modo, se sienten como rellenos que adornan la aventura de la protagonista, con una construcción deliberadamente nimia que abre demasiadas interrogantes sobre sus motivaciones personales. Y el desarrollo psicológico de Senua, acentuado sobre las voces que la animan o la intimidan en los lapsos de psicosis, ahora no aporta tanta profundidad y queda, en efecto, con un tono pretencioso que nunca encuentra el equilibrio adecuado para justificar su nueva lucha como guerrera. En pocas palabras, el camino de Senua parece casi como una excusa para extender el producto sobre la base acomodaticia de la heroína feminista que castiga a los tiranos y libera a los esclavos para rechazar la incertidumbre del destino, siguiendo el manual básico de los estereotipos feministas que nublan las tendencias woke de la industria de los videojuegos con el fin de ajustar algunas metáforas sobre el poder, la opresión, el miedo y la compasión.

En términos generales, la jugabilidad retiene el estilo de la antecesora al ofrecer una modalidad de acción y aventuras en tercera persona, ofreciendo secciones que se dividen entre los combates y la exploración de rompecabezas.
En el modo combate, Senua puede ejecutar las acciones básicas como cubrirse, evadir y atacar a los enemigos cercanos ejecutando golpes fuertes o rápidos con la espada, pero se ha refinado para priorizar la fluidez y la estrategia contra unos NPC que a veces reaccionan de manera inesperada. Además, la mecánica de “Enfoque” regresa para ejecutar cadenas de combo a partir de la la ralentización del tiempo, efectiva para atacar a los enemigos con mucha defensa. En el modo de exploración, por otro lado, Senua debe interactuar con el entorno para resolver acertijos utilizando sus habilidades de Focus y desbloquear caminos cerrados, además de hallar pasadizos secretos en los que se hallan los objetos coleccionables con anécdotas mitológicas que se relacionan con los eventos de la trama. Los rompecabezas están integrados en cada nivel y a menudo requieren interacciones únicas con el mundo del juego, como descifrar runas o operar elementos escondidos para progresar.

Esta jugabilidad, en general, tiene buenas intenciones en su carta de presentación, pero, en ocasiones, me doy cuenta de que su carácter repetitivo y su falta de evolución respecto a las sorpresas de su predecesor, restringen su hondura como experiencia interactiva. El sistema de combate adolece de una simplicidad que se torna monótona con el tiempo, donde lo único que debo hacer es presionar unos botones para que Senua exponga su repertorio limitado de movimientos en unos enfrentamientos mayormente uno contra uno que, después de todo, carecen de pluralidad de enemigos y casi siempre son mostrados con patrones predecibles que no me desafían como jugador más allá de las primeras horas. Los puzles, centrados en buscar runas o manipular el espacio mediante la perspectiva, me resultan redundantes y poco innovadores porque reciclan las mecánicas del primer juego sin añadir complejidad o algún reto significativo. Además, la exploración es extremadamente lineal, reducida a transiciones entre escenarios con desvíos mínimos para coleccionables, lo que refuerza la mareante idea de que la interacción se limita a avanzar o realizar acciones contextuales simples, como trepar o arrastrarse, sin requerir habilidad o precisión.

La parte más sólida del juego, lejos de esta rutinaria jugabilidad, la encuentro al menos en el apartado técnico que saca a relucir el compromiso de Ninja Theory para expandir el mundo medieval de Senua. Los gráficos, la música y los sonidos constituyen, sin duda, sus pilares más destacados en cuanto a inmersión sensorial.
Por la parte visual, aprovecha un uso magistral de Unreal Engine 5 para renderizar las atmósferas lúgubres que cubren escenarios fotorrealistas como bosques brumosos, cuevas subterráneas y paisajes desolados en los entornos naturales de la Islandia medieval; alcanzando un grado notable de fidelidad en los detalles minuciosos que predominan también en las texturas de la piel, la ropa y las expresiones faciales de los personajes. El agua o la vegetación, responden dinámicamente a la iluminación y las condiciones climáticas. La captura de movimiento y las animaciones faciales de Senua, interpretada de nuevo por Melina Juergens, son meticulosamente expresivas, transmitiendo emociones que refuerzan los rasgos psicológicos que la describen como protagonista. Por otro lado, el apartado sonoro vuelve a brillar con un diseño de audio binaural que tratan de evocar lo que escucha Senua en su mente fragmentada, aunque a veces las voces internas no tienen el impacto necesario y entorpecen las decisiones que escucho. El trabajo de doblaje es, cuanto mucho, decente. Los efectos ambientales son correctos al transmitir sonidos como el crujir de la madera, el viento ululante o los ecos en cuevas. Y la banda sonora compuesta por David García y Heilung, que combina cánticos nórdicos, percusiones tribales y melodías minimalistas, ofrece algo de epicidad e introspección en algunos de los momentos clave.

Puedo decir, en resumen, que Senua’s Saga: Hellblade II es una secuela aceptable sobre la guerrera nórdica de Ninja Theory. Pese a su ambición técnica de última generación que pone a toser a los ventiladores de mi PC, no logra satisfacer mis expectativas como videojuego de acción-aventura debido a sus numerosas carencias jugables y narrativas. La repetitividad de los combates, los puzles monótonos y la exploración rectilínea limitan severamente su alcance y el factor interactivo, haciendo que todo se sienta más como un largometraje interactivo que como un juego propiamente dicho. La falta de innovación y la monotonía de su sistema conducen a anular su factor de repetición. Presionar los botones del control no me sirve de nada porque, en resumidas cuentas, es un título que cae en un abismo regular y que, desgraciadamente, no supera la originalidad de su predecesor ni se esfuerza por ampliar la transformación de Senua como una víctima de la psicosis endurecida por las circunstancias barbáricas de su época.
Año: 2024
Género: Acción-aventura,
Consola: Windows (PC)
Calificación: 6/10
0 comentarios:
Publicar un comentario